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¿Qué tiempo de vida tienen los satélites?
En el espacio existen más de mil satélites provenientes de la Tierra y actualmente, cada uno de ellos cuenta con una vida útil de entre 5 y 15 años. Se clasifican en dos categorías: los dispositivos de comunicaciones y los de observación.
¿Qué sucede con la basura espacial?
La basura espacial se multiplica El resultado: el número de desechos peligrosos no ha dejado de crecer. La mayor parte de esta basura espacial acabará entrando en la atmósfera terrestre. Al igual que ocurre con una estrella fugaz, estos restos se desintegran en su recorrido hacia la Tierra. Pero eso no siempre ocurre.
¿Cuáles son los beneficios de los satélites?
Los satélites artificiales pueden orbitar alrededor de asteroides o planetas. Algunos satélites sirven para fines científicos; otros permiten hacer observaciones meteorológicas, unos más se utilizan para fines militares y de de espionaje, y algunos son usados para mejorar las telecomunicaciones.
¿Qué sucede con los satélites?
Porque si enviamos más y más satélites al espacio, y los satélites cuentan con una vida útil definida, lo que quiere decir que tienen un contador que marcará la hora de su muerte (o el fin de su servicio/utilidad), ¿qué sucede con estos satélites? Actualmente, existen dos soluciones para tratar con esta problemática.
¿Cuánto dura un satélite?
La vida útil de un satélite ronda los 15 años aunque, depende de las condiciones en las que tengan que trabajar «más o menos cerca de la atmósfera», puede durar entre 3 y 10 años. Tras su vida útil, durante la cual van perdiendo altura y se produce la reentrada.
¿Cómo evitar que los satélites estorben en la órbita operacional?
Los satélites cuentan con una vida útil definida, y al finalizar esta existen dos soluciones posibles para evitar que estorben en la órbita operacional, o se conviertan en más basura espacial.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de un satélite en una órbita geoestacionaria?
La ventaja de un satélite en una órbita geoestacionaria es que permanece estacionario con respecto a la superficie de la tierra. Esto la convierte en una órbita ideal para las comunicaciones, ya que no será necesario rastrear el satélite para determinar en dónde apuntar una antena. Sin embargo, hay algunas desventajas.