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¿Qué sucede con los satélites?
Porque si enviamos más y más satélites al espacio, y los satélites cuentan con una vida útil definida, lo que quiere decir que tienen un contador que marcará la hora de su muerte (o el fin de su servicio/utilidad), ¿qué sucede con estos satélites? Actualmente, existen dos soluciones para tratar con esta problemática.
¿Cuánto dura un satélite?
La vida útil de un satélite ronda los 15 años aunque, depende de las condiciones en las que tengan que trabajar «más o menos cerca de la atmósfera», puede durar entre 3 y 10 años. Tras su vida útil, durante la cual van perdiendo altura y se produce la reentrada.
¿Qué pasó con los satélites antiguos?
Acerca de este momento, Molina ha señalado que en los satélites antiguos, aquellos que terminaron su misión a finales de los 90, se les acababa el combustible y el proceso de reentrada «no era controlable porque no se podía forzar al satélite a caer en un punto concreto de la Tierra».
¿Por qué los satélites no están tan cerca de la Tierra?
Del mismo modo, ha apuntado que en otros tipo de misiones, en las que los satélites no están tan cerca de la Tierra como los de observación o los de telecomunicaciones, los aparatos «son llevados a una órbita en la que no moleste».
¿Cómo se relacionan los primeros satélites?
Aquí se relatan cronológicamente (solo) los primeros satélites lanzados por distintos países, utilizando vectores o métodos propios, y desde bases de lanzamiento propias. La relación de todos los satélites sería interminable, y alcanzaría una excesiva extensión. En ningún caso se ha pretendido ser exhaustivo.
¿Qué son los satélites pequeños?
La NASA es una de las muchas agencias gubernamentales, y organizaciones comerciales que están adoptando muchos diseños de satélites pequeños, desde los diminutos CubeSat hasta los micro-satélites. ¡Un CubeSat básico posee lados de 10,16 centímetros (4 pulgadas) y pesa apenas unos pocos kilos!
¿Cuándo se creó el programa de satélites terrestres?
El programa estadounidense de satélites terrestres comenzó en el año 1954 como una propuesta conjunta del Ejército y de la Armada de los Estados Unidos llamada Project Orbiter, que pretendía poner en órbita un satélite científico durante el Año Geofísico Internacional.