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¿Cómo quitar el sabor a agarrado?
En este caso, podemos intentar quitar el sabor a quemado añadiendo un poco más de agua, meter en la olla una hoja de lechuga y dejar que se cueza despacio (la retiraremos al servir el plato). Si lo que se ha quemado es arroz, otro truco es meter media cebolla entre el arroz y cubrirla con más arroz por encima.
¿Cómo quitar el sabor a quemado de un guiso de carne?
Las patatas son un alimento muy absorbente, por lo que también es una buena opción para corregir el sabor a quemado. Tanto en arroces como guisos, puedes añadir trozos de patata cruda y dejar la comida reposar hasta que surja el efecto deseado.
¿Cómo quitar el sabor a quemado de la salsa de tomate?
Otros ingredientes comunes que pueden ayudar a resolver los sabores quemados en una salsa incluyen zumo de limón, tomates, cebolla, azúcar y jerez. Sin embargo, también puede ser fácil exagerar con estos sabores. Es posible que deba agregar algún tipo de grasa (como crema de coco) para completar su plato final.
¿Cómo quitar el gusto a quemado?
Quitar el gusto a quemado. Cuando al guiso aún le queda un poco para terminar de cocinarse, se pueden añadir unas patatas peladas y troceadas de manera gruesa. Las patatas absorben parte de los jugos, que conservan el sabor y el olor a quemado.
¿Cómo arreglar un guiso quemado?
Si bien hay ciertas preparaciones, como el arroz torrat, en las que el quemado del fondo es un efecto buscado, en términos generales, la idea es evitar que la comida se pegue al fondo de la cazuela. En el siguiente artículo se ofrecen trucos para arreglar un guiso quemado e ideas prácticas para impedir que se queme la comida.
¿Cómo eliminar las ranas de los tomates?
Ambos trucos son realmente efectivos y es bueno acordarse de ellos siempre que los tomates nos salgan ranas y sean demasiado ácidos o si, por ejemplo, le hemos añadido vino a la salsa y no lo hemos reducido lo suficiente.
¿Cómo arreglar los guisos?
Otros guisos -como los de carne, legumbres o cocidos varios- suelen tener arreglo sencillo, al agregar un poco más de agua o de caldo. Luego se cocinan de nuevo a fuego suave para que el líquido aligere un poco el conjunto, se pone a punto de sal y, si hace falta, se vierten unas gotitas de aceite de oliva para que no quede tan deslavado.