¿Qué propone la doctrina del doble efecto?
Se denomina principio, doctrina, regla o razonamiento del doble efecto al principio de razonamiento práctico que sirve para determinar la licitud o ilicitud de una acción que produce o puede producir dos efectos, de los cuales uno es bueno y el otro es malo1.
¿Qué es el principio de la integridad?
La integridad como principio ético está vinculado con la valoración de la honestidad, el respeto y la transparencia en las interacciones profesionales. En ética, la integridad considera la veracidad y transparencia de las acciones personales, por tanto, se opone a la falsedad o el engaño.
¿Cuál es el objetivo de la ética?
La ética se ocupa de la conducta libre del hombre, proporcionándole las normas necesarias para obrar bien; impera y prohíbe ciertos actos, puesto que su fin es el recto actuar de la persona humana.
¿Qué es la ética de la integridad?
El concepto de la ética abarca el conjunto de principios que idealmente debiera orientar el comportamiento, mientras que se dice que una persona con integridad encarna los principios éticos y los expresa en su manera de vivir en forma coherente.
¿Qué es el principio del doble efecto?
» [L]a idea principal que subyace al principio del doble efecto es que una persona no es igualmente responsable por todos los efectos malos que se siguen de su acción, sino que existe una diferencia fundamental entre aquellos que intenta y aquellos que solo prevé o debe prever.»
¿Cuáles son los requisitos para la licitud de una acción de doble efecto?
El primer requisito para la licitud de una acción de doble efecto es que el efecto malo no sea intentado, es decir, que no sea buscado ni como fin ni como medio. En otras palabras, este requisito nos hace presente que no es lícito buscar el efecto malo ni por sí mismo, ni por su utilidad para alcanzar el fin, aunque este fin sea bueno.
¿Qué es el dolo de las consecuencias seguras?
Los autores de esta última obra clasifican el dolo de las consecuencias seguras como una forma de dolo directo, pero lo llaman dolo directo de segundo grado, para distinguirlo de aquel en que se intenta el efecto malo, al que llaman dolo directo de primer grado.