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¿Qué pasa cuando se obliga a un niño a comer?
Un niño obligado a comer desconecta de su cuerpo, no disfruta de la experiencia y ven la hora de las comidas como algo aversivo. Además, el adulto que fuerza a comer no está siendo empático y perjudica el establecimiento de un apego seguro basado en la mutualidad.
¿Por qué un niño se niega a comer?
Las causas funcionales o psicógenas son predominantes (sobreprotección materna, hijo único, niño mimado, celoso o envidioso, conflictos familiares o escolares, rechazo al comedor escolar…), pero también existen factores orgánicos: infecciones agudas (hepatitis, neumonías…) o crónicas (tuberculosis, sida…).
¿Cómo hacer comer a los niños?
Tampoco es inusual que los niños sean tan cautelosos al comer que haya menos cosas que sí comerían que las que no comerían.
- No fuerce la comida en los niños.
- Intente expandir sutilmente el menú
- No haga una segunda comida.
- Lidie con la comida no deseada con calma.
- Estrategias para transformar a los comensales quisquillosos.
¿Cómo obligar a los hijos a comer?
Según la Academia Americana de Pediatría la forma más habitual que emplean los padres para obligar a sus hijos a comer es el soborno. Pero no es la única.
¿Cuáles son las consecuencias de obligar a los niños a comer?
Sobre las consecuencias de obligar a los niños a comer, María Vallejo Guardiola, psicóloga experta en obesidad y trastornos de la conducta alimentaria (TCA), explica que con esta acción alteramos la relación de los pequeños con la comida en el presente, pero también en el futuro, un hecho que influye también en la construcción del apego.
¿Quién sabe cuánto tiene que comer el niño?
El niño es el único que sabe cuánto tiene que comer, eso no lo sabemos los nutricionistas, ni los médicos ni lo saben los padres. Solo lo sabe el cerebro del niño”.
¿Cuáles son las preocupaciones de los padres por la alimentación de los niños?
La alimentación es una de las mayores preocupaciones de los padres durante los tres primeros años de vida de sus hijos. Gloria Colli considera que la preocupación por la alimentación de los niños es inherente a la maternidad y a la paternidad: “Siempre hay algo que nos preocupa.