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¿Cómo te afectan los traumas?
Como todos los traumas, se trata de lesiones psicológicas que dañan de manera permanente el inconsciente. Se trataría por tanto de un daño emocional, fuerte y duradero, que llega a marcar la personalidad del individuo. En este sentido, muchas personas ni siquiera son conscientes de la existencia de dichos traumas.
¿Cuáles son las consecuencias de un trauma no tratado?
Así encontramos una tensión permanente, problemas psicosomáticos, contracturas, temblores, insomnio, pesadillas, dolores inespecíficos, o pérdidas de memoria y capacidad atención y de concentración.
¿Qué se considera trauma infantil?
Según el Instituto Nacional de Salud Mental, el trauma infantil se define como: «Un evento emocionalmente doloroso o angustiante que experimenta un niño, y que a menudo resulta en efectos duraderos mentales y físicos.»
¿Cómo puedo quitar un trauma?
3 pasos para superar un trauma
- Aprender consciencia corporal, unida a la respiración. Para cambiar, debemos abrirnos a nuestra experiencia interior.
- Volver a disfrutar del contacto. La manera más natural de que los seres humanos se calmen cuando están alterados es aferrándose a otra persona.
- Practicar yoga.
¿Cómo afectan los traumas infantiles a la vida adulta?
Otro resultado muestra que los niños con traumas infantiles muestran una menor cantidad de conexiones entre el hipocampo y el cortes prefrontal, así como con la amígdala (especialmente en niñas). Esto, en la vida adulta, equivale a posibles problemas de afectividad y empatía con la pareja.
¿Cómo afecta el estrés y los traumas infantiles a la salud?
El estrés y los traumas infantiles, por supuesto, afectan a todo el sistema de una manera arrolladora, tal y como muestran diversos estudios. Un ejemplo es la conexión cerebro-cuerpo. Una máxima biológica hasta hace muy poco consistía en pensar que el cerebro está completamente separado del cuerpo por varias barreras.
¿Cómo afecta la epigenética a los traumas infantiles?
En el caso de los traumas infantiles, precisamente, la epigenética afecta a la capacidad de expresarse de ciertos genes. El estrés, por ejemplo, provoca una hipersensibilidad de ciertas características de manera que sus efectos adversos aparecen décadas después.